En los últimos días hemos asistido a una catarata de información
relacionada con el supuestamente fallido proyecto de Ley antipiratería
S.O.P.A. (Stop Online Piracy Act)
presentado ante el Senado de los Estados Unidos. Mediante esta ley, se
establecía que cualquier página web podía ser bloqueada si violaba con
su contenido los derechos de autor de terceras personas (empresas
audiovisuales estadounidenses). El sitio se clausuraría sin necesidad
de pasar por procesos judiciales. La ley finalmente fue aplazada pero el
gobierno de EE UU que el mismo día accionó policialmente contra el
sitio de descargas más importante del mundo criminalizando a sus dueños.
La propiedad intelectual, tema de poca relevancia para la comunidad
internacional en general (aunque sí para empresas y gobiernos de países
desarrollados o especialistas en la materia) emerge ahora como un tema
público en el que se evidencia la injerencia de los Estados Unidos en
los derechos de creación y usufructo de millones de personas en el mundo
para proteger los intereses corporativos de sus propias empresas y
controlar la libre circulación de información, conocimiento y material
cultural de quienes desean acceder a contenidos de la Web.
Según un informe gubernamental, el Departamento de Seguridad Nacional de
EE. UU. analiza foros, blogs, sitios web y su contenido público
poniendo como pretextos objetivos poco claros. De acuerdo al documento,
la revisión pretende “ayudar” a este organismo de seguridad y sus
agencias a responder a diferentes “acontecimientos” siguiendo la lista
de páginas de varias redes sociales (Facebook, MySpace), los miniblogs
de Twitter, sitios para compartir vídeos e imágenes (Youtube, Flickr,
Hulu), así como varios blogs que tratan diversos temas de interés de los
Estados Unidos como el cibercrimen, el narcotráfico o los grupos
“terroristas” como organizaciones sociales, ONGs y hasta empresas
competidoras de las estadounidenses.
La propiedad intelectual bajo la forma de derechos de autor o propiedad industrial
ha sido denunciada en los últimos años como mecanismo de penetración y
monopolización de mercados de países en desarrollo en diversos campos de
la técnica: farmacología, biotecnología, nanotecnología, alimentación,
electrónica, química o mecánica, como un instrumento de concesión de
monopolios temporales y bloqueo de tecnologías nacionales. Del mismo
modo se visualiza ahora como la utilización de leyes restrictivas de
derechos de autor online benefician a transnacionales de las “industrias
culturales” de los Estados Unidos que protegen sus mercados monopólicos
pero le exigen apertura comercial al resto del mundo mediante acuerdos
de propiedad intelectual relacionados con el comercio ADPICs, o tratados
a nivel regional NAFTA, CAN, DR-CAFTA o TLCs bilaterales -Chile, Colombia-
que contemplan en todos los casos capítulos enteros sobre propiedad
intelectual favorables a corporaciones mundiales. Así y por primera
vez, millones de personas comienzan a percibir que las leyes y tratados
firmados por los Estados integrantes de la OMC son precursoras de la ley
S.O.P.A. y han resultado una trampa y un retraso para el crecimiento
económico autónomo de las economías nacionales que ven bloqueado el
ingreso de nuevas tecnologías y de know-how mediante aplicación de
cláusulas restrictivas de explotación comercial y transferencia
tecnológica (marcas, patentes, diseños industriales) que favorecen a las
casas matrices en territorio de los Estados Unidos. Para el caso de la
S.O.P.A. y ante la aprobación de la Ley, varios portales de Internet se
desconectaron en Estados Unidos durante 24 horas.
El proyecto de
ley provocó una reacción en cadena de los defensores de la libertad en
la red y compañías de Internet que vieron afectados sus intereses
agrupadas en la plataforma Netcoalition.com, Google, Yahoo!, Facebook,
Twitter, Wikipedia, Amazon, Mozilla, AOL, eBay, PayPal, IAC, LinkedIn,
OpenDNS y Zynga se unieron para intentar parar la iniciativa
legislativa, mientras que cientas de empresas de comunicación de menor
escala manifestaron su apoyo. La repercusión mediática se debió a la
contracampaña comunicacional de las empresas online afectadas por el
Departamento de Seguridad de los Estados Unidos pero la doble
utilización de la propiedad intelectual como controladora de mercados,
información y conocimiento, por un lado, y de dominación política y
social por el otro, hace que este gobierno presione a gobiernos de otros
países para aplicar la normativa global más allá de las leyes
existentes en sus propios territorios. De este modo, los Estados
gendarmes protegen los negocios de las grandes empresas extranjeras que
se enriquecen por la utilización de la propiedad intelectual y obtienen
divisas por exportaciones y ganancias por ventas en cada uno de los
países en los que coloniza su economía, remesando los dólares generados
en el capitalismo global sin regulación y en auto-crisis.
Por los motivos expuestos, los gobiernos que continúen con la aplicación
de las leyes de propiedad intelectual y que respondan al lobby de los
Estados Unidos manteniendo una situación de no confrontación con la
todavía mayor economía mundial, verán afectada su balanza comercial dada
la magnitud de las ganancias de las industrias del copyright y la
propiedad industrial, que desequilibran las economía de los países. Una
vez más los dueños del mundo avanzan sobre ciudadanos que consideran a
la internet y demás tecnologías de uso social como bienes públicos no
susceptibles de apropiación monopólica o colonización cultural mediante
leyes contrarias al progreso humano y a valores esenciales para el
desarrollo de los pueblos que esperan por un nuevo sistema mundial de
creación, distribución y uso de la información, el conocimiento y la
cultura.
Fabián Pena
Blog de Fabián Pena
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